Proclama de un adversario al gobierno de Estados Unidos
Señor George W. Bush: el millón de cubanos que nos reunimos hoy para marchar frente a su Oficina de Intereses, es solo una pequeña parte de todo un pueblo valiente y heroico que quisiera estar aquí junto a nosotros si físicamente fuese posible.
No se reúne en gesto hostil contra el pueblo de Estados Unidos, cuyas raíces éticas, originarias de la época cuando emigraron a este hemisferio los primeros peregrinos, conocemos bien. No deseamos tampoco molestar a los funcionarios, empleados y guardianes de esa instalación que, en el cumplimiento de sus misiones, gozan de toda la seguridad y garantías que un pueblo culto y civilizado como el nuestro es capaz de ofrecer. Es un acto de indignada protesta y una denuncia contra las brutales, despiadadas y crueles medidas que su gobierno acaba de adoptar contra nuestro país.
De antemano conocemos lo que usted piensa o pretende hacer creer de los que por aquí marcharán. En su opinión se trata de masas oprimidas y ansiosas de libertad lanzadas a la calle por el gobierno de Cuba. Ignora por completo que al pueblo digno y altivo que ha resistido 45 años la hostilidad, el bloqueo y las agresiones de la potencia más poderosa de la Tierra, ninguna fuerza del mundo podría arrastrarlo como un rebaño, atado cada uno de ellos con una cuerda en el cuello.
Un estadista, o alguien con la pretensión de serlo, debiera saber que las ideas justas y realmente humanas a lo largo de la historia han demostrado ser mucho más poderosas que la fuerza; de esta van quedando polvorosas y despreciables ruinas; de aquellas, rasgos luminosos que nadie podrá apagar. A cada época le han correspondido las suyas, tanto buenas como malas, y todas se han ido acumulando. Pero a esta etapa que vivimos, en un mundo bárbaro, incivilizado y globalizado, le han correspondido las peores y más tenebrosas e inciertas.
No existe en el mundo que usted quiere hoy imponer la menor noción de ética, credibilidad, normas de justicia, sentimientos humanitarios ni los más elementales principios de solidaridad y generosidad.
Todo lo que se escribe sobre derechos humanos en su mundo, y en el de sus aliados que comparten el saqueo del planeta, es una colosal mentira. Miles de millones de seres humanos viven con hambre, sin alimentos suficientes, medicinas, ropa, zapatos, viviendas, en condiciones infrahumanas, sin los más mínimos conocimientos y suficiente información para comprender su tragedia y la del mundo en que viven.
A usted seguramente nadie le ha informado cuántas decenas de millones de niños, adolescentes, jóvenes, madres, personas de mediana o mayor edad que podrían salvarse, mueren cada año en este "idílico edén de sueños" que es la Tierra, ni a qué ritmo se destruyen las condiciones naturales de vida y se está despilfarrando en un siglo y medio, con terribles efectos nocivos, los hidrocarburos que el planeta tardó 300 millones de años en crear.
A usted le bastaría pedir a sus ayudantes los datos precisos de las decenas de miles de armas nucleares, químicas, biológicas, aviones de bombardeo, misiles de certera puntería, gran alcance y precisión, acorazados, portaaviones, armas convencionales y no convencionales con que cuentan sus arsenales, suficientes para poner fin a la vida en el planeta.
Ni usted ni nadie podría conciliar el sueño nunca. Tampoco sus aliados, que tratan de emular el desarrollo de sus arsenales. Si se toma en cuenta el bajo coeficiente de responsabilidad, el talento político, los desequilibrios entre sus respectivos estados y el poquísimo ánimo de reflexionar, entre protocolos, reuniones y asesores, los que tienen en sus manos el destino de la humanidad, pocas son las esperanzas que puedan albergar cuando contemplan, entre perplejos e indiferentes, este manicomio real en que se ha convertido la política mundial.
El objetivo de estas líneas no es ofenderlo ni insultarlo; pero como usted se ha propuesto intimidar, atemorizar a este país, y finalmente destruir su sistema económico-social y su independencia, y de ser necesario su propia existencia física, considero un deber elemental recordarle algunas verdades.
Usted no tiene moral ni derecho alguno a hablar de libertad, democracia y derechos humanos, cuando ostenta el poder suficiente para destruir la humanidad y con él intenta imponer una tiranía mundial, ignorando y destruyendo la Organización de Naciones Unidas, violando los derechos de cualquier país, llevando a cabo guerras de conquista para apoderarse de los mercados y los recursos del mundo, imponiendo sistemas políticos y sociales decadentes y anacrónicos que conducen a la especie humana al abismo.
Usted, por otras razones, no puede mencionar la palabra democracia: porque, entre ellas, su ascenso a la Presidencia de Estados Unidos todo el mundo sabe que fue fraudulento. No puede hablar de libertad, porque no concibe otro mundo que el regido bajo el imperio del terror de las mortíferas armas que sus manos inexpertas pueden lanzar sobre la humanidad.
No puede hablar de medio ambiente porque ignora por completo que la especie humana corre el riesgo de desaparecer.
Usted acusa de tiranía al sistema económico y político que ha conducido al pueblo de Cuba a los más altos niveles de alfabetización, conocimientos y cultura, entre los países más desarrollados del mundo; que ha reducido la mortalidad infantil a un índice menor que el de Estados Unidos, y cuya población recibe gratuitamente todos los servicios de salud, educación y otros de gran trascendencia social y humana.
Suena hueco y risible escucharlo a usted hablar de derechos humanos en Cuba. Este es, señor Bush, uno de los pocos países de este hemisferio donde jamás en 45 años hubo una sola tortura, un solo escuadrón de la muerte, una sola ejecución extrajudicial, ni un solo gobernante que se haya hecho millonario en el ejercicio del poder.
Usted carece de autoridad moral para hablar de Cuba, un país digno que ha resistido 45 años de brutal bloqueo, guerra económica y ataques terroristas que han costado miles de vidas y decenas de miles de millones de dólares en pérdidas económicas.
Usted agrede a Cuba por razones políticas mezquinas, en busca del apoyo electoral de un grupo decreciente de renegados y mercenarios, sin ética ni principio alguno. Usted no tiene moral para hablar de terrorismo, porque lo rodean un grupo de asesinos que mediante actos de ese tipo han causado la muerte de miles de cubanos.
Usted no disimula su desprecio por la vida humana, porque no ha vacilado en ordenar la muerte extrajudicial de un número desconocido y secreto de personas en el mundo.
Usted no tiene derecho alguno, que no sea el de la fuerza bruta, a intervenir en los asuntos de Cuba y proclamar a su antojo el tránsito de un sistema a otro, y adoptar medidas para llevarlo a cabo.
Este pueblo puede ser exterminado —bien vale la pena que lo sepa—, barrido de la faz de la Tierra, pero no sojuzgado ni sometido de nuevo a la condición humillante de neocolonia de EstadosUnidos.
Cuba lucha por la vida en el mundo; usted lucha por la muerte. Mientras usted mata a incontables personas con sus ataques indiscriminados preventivos y sorpresivos, Cuba salva cientos de miles de vidas de niños, madres, enfermos y ancianos en el mundo.
Usted lo único que conoce sobre Cuba son las mentiras que emanan de las bocas voraces de la mafia corrompida e insaciable de antiguos batistianos y sus descendientes, expertos en fraudes electorales y capaces de elegir Presidente en Estados Unidos a alguien que no obtuvo los votos suficientes para alcanzar la victoria.
Los seres humanos no conocen ni pueden conocer libertad en un régimen de desigualdad como el que usted representa. Ninguno nace igual en Estados Unidos. En los guetos de personas de origen africano y latino, y en las reservas de indios que poblaron esa tierra y fueron exterminados, no existe otra igualdad que la de ser pobres y excluidos.
Nuestro pueblo, educado en la solidaridad y el internacionalismo, no odia al pueblo norteamericano ni desea ver morir a jóvenes soldados de su país, blancos, negros, indios, mestizos, latinoamericanos muchas veces, a quienes el desempleo los arrastró a enrolarse en unidades militares para ser enviados a cualquier rincón del mundo en ataques traicioneros y preventivos o en guerras de conquista.
Las increíbles torturas aplicadas a los prisioneros en Iraq han dejado estupefacto al mundo.
No pretendo ofenderlo con estas líneas —ya lo dije. Solo aspiro a que en cualquier instante de ocio algún ayudante suyo ponga delante de usted estas verdades, aunque realmente no sean en absoluto de su agrado.
Puesto que usted ha decidido que nuestra suerte está echada, tengo el placer de despedirme como los gladiadores romanos que iban a combatir en el circo: Salve, César, los que van a morir te saludan.
Solo lamento que no podría siquiera verle la cara, porque en ese caso usted estaría a miles de kilómetros de distancia, y yo estaré en la primera línea para morir combatiendo en defensa de mi patria.
En nombre del pueblo de Cuba,
Fidel Castro Ruz
Los Cinco Cubanos: Nominados para el Premio Nóbel de la Paz
James Petras
Rebelión
(Traducido para Rebelión por Marina Trillo)
En la lucha contra el terrorismo, Los Cinco Cubanos destacan como dignos
candidatos al Premio Nóbel de la Paz. Los terroristas son en su mayoría
exiliados cubanos establecidos en Miami, financiados por el Gobierno
estadounidense y respaldados por la Cuban-American Foundation, los
Presidentes de EEUU y, por supuesto, las agencias de inteligencia
estadounidenses, durante los pasados 45 años. Estos terroristas han
bombardeado aviones comerciales y han asesinado a campesinos cubanos así
como a diplomáticos cubanos, turistas europeos y críticos Cubano-Americanos
de Florida y Puerto Rico, entre muchas y variadas víctimas. Por supuesto
funcionan con impunidad total en los EEUU.
El principal centro de terrorismo del exilio cubano respaldado por EEUU es
la Cuban-American Foundation (CAF), que es el canal usado para financiar las
acciones terroristas dirigidas contra Cuba. Todos los candidatos a la
presidencia tanto Demócratas como Republicanos apelan a la CAF en busca de
apoyo electoral, a cambio de promover legislación política y económica
diseñada para destruir la economía Cubana. Gracias al sistema de seguridad
Cubano de clase mundial y a sus fuerzas de inteligencia, la mayor parte de
los complots terroristas han sido frustrados salvándose millares de vidas
inocentes.
La Presidencia de Clinton toleró los ataques patrocinados por la CAF contra
la economía turística Cubana la principal fuente de divisas para Cuba. En
respuesta, el Gobierno Revolucionario decidió montar un equipo de
contra-terrorismo para recabar información dentro de Estados Unidos sobre
los complots terroristas urdidos por el exilio cubano, y defenderse. Los
“Cinco Cubanos” asumieron la tarea de infiltrarse en los grupos terroristas
del exilio para informar a las autoridades cubanas acerca de inminentes
actividades violentas, incluidos los complots para asesinar a líderes y
diplomáticos cubanos y el bombardeo de hoteles y restaurantes turísticos.
Recopilar información sobre grupos terroristas que traman cometer actos de
violencia es una política de seguridad nacional aceptada en todo el mundo.
Los Cinco Cubanos jugaron un papel ejemplar en la lucha mundial contra el
terrorismo los datos obtenidos por ellos permitieron que las autoridades
cubanas capturaran a terroristas potenciales, antes o durante los asaltos
planeados e identificaran y neutralizaran ataques marítimos y violaciones
del espacio aéreo cubano.
El espionaje Cubano, gracias a información de los “Cinco Cubanos” logró
facilitar el arresto de varios terroristas importantes del exilio que habían
planeado bombardear un auditorio atestado de la universidad en Panamá donde
millares de estudiantes se disponían a oír un discurso de Fidel Castro. Las
actividades contra terroristas de los “Cinco Cubanos” no sólo salvaron vidas
sino que también proporcionaron servicio a líderes y activistas
independientes de todo el mundo que se oponían a las ambiciones
imperialistas de EEUU. Los terroristas ubicados en Miami que trabajan con la
CIA estuvieron implicados en el asesinato del antiguo Ministro de Defensa
Chileno Orlando Letelier y su asistente Americano en 1975 en Washington DC;
torturaron y asesinaron en Bolivia al líder guerrillero Che Guevara,
reverenciado en todo el mundo, y estuvieron profundamente implicados con los
mercenarios Nicaragüenses (1980-1990), escuadrones de la muerte en El
Salvador y Honduras y el genocidio Guatemalteco (1980-1984) de los Indios
Mayas. Al hacer seguimiento de estos terroristas internacionales y
proporcionar oportuna información a la inteligencia cubana la Habana pudo
prevenir a gobiernos de Ibero América acerca de planes de atentados
terroristas.
El gobierno de EEUU detuvo a los Cinco Cubanos no por ‘espiar’ (nunca
espiaron instalaciones estadounidenses civiles ni militares) sino por
provocar disrupción de su red terrorista con base en Miami. Los Cinco
Cubanos expusieron la hipocresía de la denominada política “anti terrorista”
de Washington antes, durante y después del 11 de septiembre de 2001. El
régimen estadounidense utilizó la información antiterrorista proporcionada
por la inteligencia cubana (mucha de ella proporcionada por los propios
‘Cinco Cubanos’) para identificar y detener a los Cinco Cubanos dando así
carta blanca a los terroristas del exilio para que continuaran sus ataques
contra objetivos civiles en Cuba y para intimidar a los inversores de
negocios y turistas Europeos y Canadienses que visitan Cuba.
El ataque estadounidense contra los agentes anti terroristas Cubanos fue una
señal para los terroristas de todo el mundo, que si actuaban a favor de los
intereses imperiales estadounidenses y en contra de los adversarios y
críticos de EEUU, serían intocables. Ariel Sharon entendió ese mensaje
cuando prosiguió con los “asesinatos selectivos” de centenares de líderes y
adversarios Palestinos sabiendo de antemano que Washington los aprobaría.
Los ‘interrogadores’-torturadores militares estadounidenses en Irak
recibieron el mensaje porque asesinaron activistas de la resistencia
encarcelados por todo Irak.
La alianza de Washington con la financiación y entrenamiento de bandas
terroristas violentas tiene una historia larga e innoble y ha supuesto un
coste terrible para los ciudadanos estadounidenses. Al final de la segunda
Guerra Mundial, el gobierno de EEUU trabajó estrechamente con la mafia
siciliana dirigida por Lucky Luciano para diezmar las fuerzas izquierdistas
anti fascistas del sur de Italia, reforzando de este modo las pandillas
criminales (en realidad ejércitos privados) que dominarían los principales
puertos, transporte por carretera y sindicatos de la construcción e
industrias relacionadas en los EEUU además de promover la prostitución, las
drogas y la corrupción política.
Durante los años 1950 EEUU se alió con las dictaduras terroristas de Haití,
República Dominicana, Cuba, Perú y Venezuela para lograr clientes sumisos
durante la Guerra Fría y hacerse con el control de materias estratégicas,
teniendo como resultado el crecimiento de los movimientos anti imperialistas
y el éxito de la revolución Cubana. En los años 1960 EEUU desarrolló
vínculos con traficantes de droga del sudeste de Asia y escuadrones de la
muerte en Vietnam en su intento de derrotar la revolución Indochina,
teniendo como resultado la derrota militar y el exponencial aumento del
cultivo y exportación de drogas a EEUU. En los años 1970 EEUU bajo el
Presidente Carter reclutó, entrenó, armó y financió a un gran número de
fundamentalistas Islámicos de todo el mundo para invadir y atacar a la
república secular de Afganistán, las mismas fuerzas que luego estrellaron
aviones comerciales contra las Torres gemelas de Nueva York y el Pentágono
en Washington.
En los años 1980 y 1990 Washington apoyó militarmente a extremistas
musulmanes y gángsteres de la mafia que lucharon en Bosnia, Chechenia y
Kosovo contra los Serbios y los Rusos, cosechando un nuevo grupo de futuros
combatientes contra Washington y sus socios europeos.
En cada caso, el apoyo de Washington a los terroristas, ya fueran gángsteres
sicilianos, fundamentalistas Musulmanes, dictadores Latinoamericanos o
asesinos-estatales Israelíes, ha sido contraproducente; los terroristas se
volvieron en contra de sus pagadores o encendieron el fuego de rebeliones
anti imperialistas radicales. Cuando y en caso de que EEUU normalice sus
relaciones con Cuba, tendremos en nuestras manos -dentro de este país- a un
grupo bien-entrenado y despiadado de terroristas Cubano-Americanos
plenamente capaz volver la vista hacia objetivos estadounidenses.
Los Cinco Cubanos se dedicaban a la acción preventiva no violenta
-recopilación de inteligencia dirigida a evitar nuevos conflictos y
tensiones entre EEUU y Cuba. Los Cinco Cubanos actuaban para profundizar y
acrecentar aún más las relaciones persona a persona, las relaciones negocio
a negocio, que estaban creciendo a pasos agigantados desde mediados de los
1990 hasta el presente (2004). Los exportadores de productos agrícolas de 34
estados de la Unión que venden a Cuba más de 500 millones de dólares en
alimentos y grano para el ganado; cientos de miles de visitantes
estadounidenses, incluidos los Cubano-Americanos que iban cada año, a pesar
de las restricciones para viajar. Se estaba erosionando cada vez más el
bloqueo de Washington económico y contra los viajes; fuera de Miami y
Washington había poco apoyo a la política anti cubana e incluso menos a las
células terroristas del exilio que estaban poniendo bombas en hoteles,
aviones comerciales y auditorios escolares. Sondeos de la opinión pública
mostraron que más de dos tercios de ciudadanos estadounidenses se oponían a
la prohibición de viajar y al embargo económico. Incluso la comunidad
Cubano-Americana era hostil al enfoque de “todo o nada” de los terroristas
respecto a las relaciones Cubano-estadounidenses. La actividad preventiva
anti terrorista de los Cinco Cubanos era vital para el creciente
‘acercamiento’ entre EEUU y Cuba porque contribuyó a estabilizar el clima
político promoviendo así el mercado y los intercambios culturales.
Durante la Presidencia de Bush, EEUU ha seguido una política agresiva de
reclutar y financiar a agentes en Cuba así como de imponer restricciones más
rigurosas sobre las transferencias bancarias de familiares y los
intercambios culturales. Washington ha buscado fomentar la discordia
interna, como sus aliados terroristas de Miami sin impedimentos para
conspirar, ahora que los anti terroristas Cubanos han sido encarcelados. El
temor de muchos expertos en relaciones EEUU-Cuba es que la Administración de
Bush puede utilizar su red terrorista con base en Miami para provocar un
‘incidente’ o un ataque violento para escalar la agresión de EEUU en línea
con la Doctrina de Bush de “guerras permanentes” contra países
independientes del Tercer Mundo.
En un sentido más profundo los Cinco Cubanos arriesgaron su libertad por los
principios de la Carta de Naciones Unidas “el derecho de los países a la
autodeterminación”, el derecho de un pueblo a decidir su propia forma de
gobierno, y el derecho universal a defenderse de los agresores exteriores
cuyo propósito es imponer su gobierno por la fuerza y el terror. Al actuar
contra las bandas terroristas Cubano-Americanas apoyadas por los EEUU, los
Cinco Cubanos estaban defendiendo el derecho del pueblo cubano a decidir por
sí mismo su forma de gobierno presente y futura. Entre la inmensa mayoría
del pueblo Cubano y de los países Ibero Americanos los Cinco Cubanos están
considerados como héroes que se atrevieron a entrar en el territorio del
corazón imperial y exponer las violentas maquinaciones de sus terroristas
protegidos. Al detener y procesar a estos patriotas anti-terroristas Ibero
Americanos bajo las circunstancias más perjudiciales y al sentenciar a estos
hombres heroicos, todos ellos padres y maridos, a sentencias de cadena
perpetua en aislamiento, Washington ha demostrado una vez más que en el
hampa del terror, no tiene restricciones, ni vergüenza, ni temor - excepto
cuando sus propias creaciones se tornan contra ellos y nosotros, los
ciudadanos de los EEUU, sufrimos las feas consecuencias.