La vida siempre habia sido asi: fluia regular y lenta como un rio de turbias aguas, durante años y años, sin que se supiese hacia donde iba, y toda ella estaba vinculada a las arraigadas y viejas costumbres de pensar y hacer siempre lo mismo, dia tras dia. Y nadie tenia el deseo de intentar cambiarla...[l]a gente estaba acostumbrada a que la vida oprimiera siempre con la misma fuerza y, sin esperar ningun cambio favorable, consideraba que toda mudanza solo podia dar lugar a una opresion mayor. Se apartaban en silencio de los hombres que decian algo nuevo. Entonces, estos desaparecian, se marchaban a alguna otra parte, y el que se quedaba en la fabrica vivia aislado si no sabia fundirse en un todo con la masa uniforme de los pobladores del arrabal...[y] despues de vivir asi una cincuentena de años, el hombre moria.
Fragmento de la obra "La madre" de Maximo Gorki.
BUSCANDO EL FIN DE LA NADA
Diariamente me encuentro con personas demasiado ancianas como para continuar trabajando, casi siempre dormidos, exhaustos. Jovenes con rostros demacrados, envejecidos, con miradas perdidas al parecer en la nada. Quizas logran por momentos pensar en como la vida no es como esperaban. Encerrados en un camion, o en un "trolley" ya no notan el hedor que despiden sus cuerpos. No notan sus cuerpos deformados por la vida que llevan (si se le puede llamar vida). Muchos cargan bolsas con algo que ellos parecen valorar, como ropa usada, o un marco roto. Los que no viven en ese mundo se preguntaran por que cargan estas gentes con basura. Parecen apenas poder con sus cuerpos, pareciera absurdo que quieran poner mas peso sobre sus debiles espaldas y brazos. No saben los otros que piensan llevar con ellos un tesoro que ira a sus hijos, a sus padres o a sus esposos.
Ninguno cree tener otra opcion, solo saben sobrevivir, pasar los dias, casi todos iguales, como si se repitieran interminablemente. Dormir-trabajar-dormir. Y otra vez, muy temprano por la mañana o muy tarde en la noche levantarse, pero siempre con el deseo de continuar durmiendo, el cuerpo cada vez mas pesado y adolorido, con deseos de rendirse, dejar todo y ya no seguir.
Es cierto, la vida no es como imaginabamos, el mundo parecer tener dueño, y los demas son -somos- sus siervos. Pero existe una esperanza, esta radica en la rebeldia. Un par de manos solo logran golpear nuestros propios pechos, golpear entonces la nada. Quiza la esparanza se encuentra en un breve chispazo de luz que aparece en sus ojos, de vez en cuando, muy rara vez, pero logra aparecer. Ese chispazo repentino es el odio a quienes los oprimen. Pero tambien es otra cosa, quizas mayor y mas fuerte, el amor a sus familias, a sus camaradas en el sufrimiento.
La unica esperanza se encuentra en unir nuestras mentes, y nuestros brazos, y con ellos como un solo golpe, millares, millones de nuestros brazos haremos reventar los pechos de aquellos que nos aplastan, y derribar los muros que no nos permiten vivir, verdaderamente vivir.